Por Pablo Salinas
Ayer, miércoles 16 de abril de 2020, el reconocido virólogo francés Luc Montagnier hizo declaraciones que marcarán un antes y un después en el álgido capítulo de la pandemia del COVID-19 de este inicio de la tercera década del siglo XXI. El científico, en conversación radial con el también médico Jean-François Lemoine en el programa “Pourquoi docteur?” (¿Por qué doctor?) aseguró que el nuevo virus resultaba prácticamente imposible que fuera de origen natural, que todo apuntaba a que fuera producto de manipulación de laboratorio:
“El COVID-19 se trataría de un virus manipulado y salido accidentalmente de un laboratorio de Wuhan durante el último trimestre de 2019. Este laboratorio, conocido por trabajar con coronavirus, habría buscado utilizar uno de esos virus como vector del VIH en el marco de la búsqueda de una vacuna contra el SIDA.”
Declaraciones similares se vienen repitiendo desde hace ya semanas y alimentan toda clase de especulaciones complotistas. El gran detalle es que ahora las pronuncia un científico de élite, Luc Montagnier, autoridad mundial en el campo de la virología, premio Nobel de Medicina en 2008 por haber descubierto, junto a Françoise Barré-Sinoussi, el virus del SIDA.
“Con mi colega, el bio-matemático Jean-Claude Perez, hemos observado de cerca la descripción del genoma de este virus en cuanto a su ARN, otros también han explorado esa pista. Investigadores indios habían ya intentado publicar los resultados de análisis demostrando que ese genoma contenía secuencias de otro virus, que es el VIH, el virus del SIDA, pero fueron obligados a retractarse, las presiones fueron muy fuertes”, agregó.
Hoy viernes, Montagnier ha vuelto a hacer declaraciones, esta vez en set de televisión. Ha corroborado todo lo dicho por radio ayer, que, pese a la lenta y parcial difusión, empieza a generar fuerte impacto, muy especialmente en el medio científico internacional, y de paso ha vuelto a descartar la posibilidad -dada por oficialmente aceptada- del origen natural del nuevo virus.
“Para insertar una secuencia de VIH en ese genoma, hacen falta instrumentos moleculares, lo que no se puede hacer más que en laboratorio. La explicación tendería hacia un “accidente industrial” en el laboratorio de Wuhan.”
“La historia del mercado de pescados es una bella leyenda. La hipótesis es que este virus salió de un laboratorio, porque escapó a sus promotores, era un trabajo de aprendiz de brujo.”
Según Montagnier, los elementos alterados del COVID-19 se autoeliminan a medida que se propaga:
“La naturaleza no admite cualquier tipo de construcción molecular, elimina los cuerpos extraños, incluso si no se hace nada, las cosas van a arreglarse, pero luego de muchos muertos.”
Sin embargo, ante los tintes desoladores, Montagnier pone sobre la mesa una vía de solución a la crisis sanitaria mundial: la utilización de ondas de interferencia, con las que se podrían eliminar las secuencias nocivas.
FIGURA CONTROVERTIDA
Dentro del círculo científico de su propio país, el destacado médico resulta una figura incómoda. Ha sido acusado de padecer el “síndrome del Nobel”, término acuñado para referirse a todos aquellos galardonados que orientan sus carreras a materias que no forman parte del ámbito estricto de su competencia, muchas veces encaminándose fuera de la huella reconocida por la oficialidad.
¿Qué ha hecho Montagnier en el pasado para ganarse el recelo de la institucionalidad?
Por ejemplo, en la década del 2000, interesarse por los trabajos desarrollados su compatriota el inmunólogo Jacques Benveniste, creador de la teoría de la “memoria del agua”, la que apunta a que este elemento poseería cualidades para almacenar propiedades de determinados compuestos. En sus investigaciones en torno a este asunto, Montagnier llegó, por su parte, a dar con otro gran hallazgo: la presencia de ondas electromagnéticas en bacterias y virus.
En 2009, Montagnier publicó el artículo “Electromagnetic signals are produced by aqueous nanostructures derived from bacterial DNA sequences”, donde detecta que el ADN bacterial puede generar señales electromagnéticas las cuales son transmitidas en el medio de cultivo de una célula. Este descubrimiento, de enorme relevancia, generó en su momento fuerte controversia y declarada oposición, pese a lo cual no puedo ser rebatido científicamente. Hoy, en medio de la pandemia, alcanza una resonancia de insospechadas repercusiones.
Respecto al nuevo virus, sus palabras podrían ser calificadas como “complotistas”…
“Los complotistas están en el campo inverso, el que oculta la verdad”, replica, deseando a su vez que los chinos reconozcan lo que, según él, pasó en su laboratorio. “En todo caso, la verdad siempre termina por estallar, corresponde al gobierno chino asumir sus responsabilidades.”
Excelente información, necesaria, buen trabajo
Gran aporte a tu blog, mejor que se puede leer es imposible, sin tecnicismos ni rarezas,
gracias por tu aporte